29.07.2025

La Fundación Friedrich Ebert reúne a referentes globales para debatir el futuro de la democracia

En el marco del Festival Democracia 2025, la Fundación Friedrich Ebert (FES) en Chile reunió a destacadas figuras internacionales del pensamiento contemporáneo para reflexionar sobre el estado actual y el futuro de las democracias.

El panel internacional “What Future for Democracy and Why It Matters?!” contó con la participación de voces reconocidas como Joseph Stiglitz, Ha-Joon Chang, Susan Neiman, Jeanette Hofmann y Anya Schiffrin, quienes analizaron los efectos de la desigualdad, la desinformación y la fragilidad institucional sobre los sistemas democráticos.

El encuentro se realizó en el Salón de Honor de la Universidad de Chile y contó con la presencia del Presidente de la República, Gabriel Boric Font, junto a autoridades gubernamentales, diplomáticas y académicas. En la apertura intervinieron la rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés, quien recordó el rol histórico de la educación pública en la defensa de los derechos humanos durante la dictadura; y la embajadora de Alemania en Chile, Susanne Fries-Gaier, quien alertó sobre el avance del autoritarismo y subrayó la necesidad de explicar y defender la democracia “una y otra vez, con educación e información de calidad”.

 

Economía, inequidad y libertad: repensar el modelo

El Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz ofreció una crítica al neoliberalismo, señalando que ha fracasado tanto en generar crecimiento como en reducir la desigualdad. “La inequidad es caldo de cultivo para la demagogia”, afirmó, subrayando que la libertad no puede entenderse solo como ausencia de regulación, sino como expansión real de oportunidades, lo que requiere inversión en salud, educación y trabajo digno. Propuso abandonar el fetichismo del PIB y promover una economía que refuerce los valores democráticos: “La economía correcta puede expandir las oportunidades de todos”.

El economista surcoreano Ha-Joon Chang añadió que la democracia no puede sostenerse sobre bases económicas inestables. Denunció la desindustrialización prematura en América Latina y el aumento de la informalidad laboral como factores que debilitan la cohesión social. “Cuando la mitad de la población no tiene acceso a un trabajo estable, está viviendo una insatisfacción política”, advirtió. Para Chang, el crecimiento sostenido y el empleo de calidad son condiciones esenciales para una ciudadanía comprometida con el sistema democrático.

Desinformación: síntoma de una democracia debilitada

Desde el campo de la comunicación, Jeanette Hofmann y Anya Schiffrin coincidieron en que la desinformación no es la causa, sino un síntoma de la debilidad democrática. Hofmann subrayó que “la democracia depende del conocimiento” y que el avance del populismo ha generado un “ataque a las autoridades epistemológicas”, debilitando la confianza en periodistas, académicos y expertos. Llamó a fortalecer el ecosistema mediático y advirtió que “un panorama sólido y sano de medios es la mejor manera de poder luchar contra la desinformación”.

Shiffrin, en tanto, propuso impuestos digitales para financiar periodismo de calidad, mayor visibilidad para contenidos verificados y un rol más activo de los gobiernos. “Todo el mundo puede hacer algo. Necesitamos presionar a los gobiernos para que nos apoyen”, afirmó. También subrayó la importancia de que plataformas como YouTube prioricen información confiable y que América Latina avance en regulación, destacando el liderazgo de Brasil en exigir a las grandes plataformas que paguen su “fair share”.

Ambas coincidieron en que culpar exclusivamente a las redes sociales es insuficiente, y que la clave está en garantizar un flujo informativo plural, robusto y protegido de intereses corporativos.

 

Instituciones, justicia y verdad: claves para una democracia sustantiva

La filósofa Susan Neiman abordó el deterioro moral y simbólico de la democracia, advirtiendo sobre la pérdida de valores compartidos y la normalización de discursos autoritarios. “Estamos en el 32, estamos en el 29”, dijo, en alusión a los años previos al ascenso del fascismo en Europa. Planteó que muchas democracias hoy conservan formas simbólicas, pero no sostienen principios como la justicia o la igualdad, y llamó a la izquierda a recuperar una brújula ética clara: “Lo que distingue a la izquierda es el universalismo, la justicia y la idea de progreso”.

También cuestionó la doble moral de las democracias occidentales frente a las violaciones de derechos humanos, señalando con fuerza el caso de Palestina: “Lo que está ocurriendo en Gaza es el punto moral de nuestra época, como lo fue Vietnam en la mía. Hoy estamos viendo morir niños en tiempo real”. Criticó que, pese a la oposición mayoritaria de la ciudadanía —por ejemplo, el 86 % de los alemanes— al apoyo incondicional de sus gobiernos, muchas personas “tienen miedo de decirlo”.

Para Neiman, una democracia real debe ser también una democracia social, donde derechos como la salud, la educación o la cultura sean garantizados. “Hay una gran diferencia entre caridad y justicia. Por eso soy socialista”, afirmó. Y concluyó: “Mi esperanza es que la izquierda tenga el valor de darse cuenta de que las leyes sin compartir valores morales no valen la pena”.

Renovar la democracia: una tarea urgente y colectiva

En la sesión final, las y los panelistas coincidieron en que la democracia enfrenta un momento decisivo y requiere una transformación profunda. Joseph Stiglitz abogó por redefinir las métricas del éxito económico, más allá del PIB y centradas en el bienestar colectivo. Ha-Joon Chang enfatizó la necesidad de recuperar la base productiva de las economías para garantizar empleo digno y estabilidad social. Jeanette Hofmann planteó que, mientras la economía y la tecnología han cambiado radicalmente, la arquitectura democrática sigue siendo rígida y poco representativa, especialmente para las nuevas generaciones. Anya Schiffrin insistió en la urgencia de apoyar el periodismo de calidad y garantizar su sostenibilidad, y Susan Neiman cerró destacando que las leyes, sin valores compartidos, pierden su sentido.

El panel concluyó con una idea transversal: la democracia no puede darse por sentada; es un proceso vivo que debe ser defendido, renovado y fortalecido colectivamente.

Revive aquí el seminario "El Futuro de la democracia ¿por qué importa?
 

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