Wednesday, 17.10.2018 - FES Chile

Educación No Sexista

En la última Mesa Feminista FES de este año conversamos con Carmen Andrade y Camila Arenas sobre Educación No Sexista

 Durante la ola feminista de este año, las estudiantes de todo Chile alzaron la voz para pedir una reforma estructural al sistema educativo y sus casas de estudio, con el fin de eliminar todo tipo de vulneración y discriminación hacia las mujeres. Para finalizar el ciclo de la Mesa Feminista FES del 2018, nos reunimos el pasado 17 de octubre para reflexionar y buscar puntos comunes en cuanto a la educación no sexista. Esta vez las expositoras fueron Carmen Andrade, socióloga, militante del Partido Socialista, ex Ministra del Servicio Nacional de la Mujer (2009-2010) y ahora Directora de la Oficina de Igualdad de Género de la Universidad de Chile; y Camila Arenas, profesora y Magíster en Filosofía, militante del movimiento político Socialismo y Libertad (SOL), actualmente trabajando en el Centro de Estudios Avanzados de Educación de la Universidad de Chile. Ambas, desde los lugares en que se desenvuelven, dieron luces sobre el concepto de la educación no sexista y los principales desafíos que se nos vienen respecto a ella.

En su presentación, Carmen abordó el rol del sistema educacional como creador de personas y de sociedad, por lo que se vuelve relevante saber cuáles son los contenidos y valores que transmite a lo largo de los ciclos educativos. Lamentablemente, el sistema educativo chileno legitima los patrones hegemónicos y las relaciones de poder, que, en este caso, se manifiestan entre hombres y mujeres. En términos concretos, hay diferencias en cuanto a tratos, a estimulaciones en el aprendizaje, las cuales poco a poco se transforman en una brecha no solo de conocimiento, sino también de resultados. Para Carmen, la educación en Chile es un aprendizaje perfecto de la desigualdad. Pese a este negativo panorama, su propuesta para avanzar en una educación no sexista desde las universidades debe cuestionar el carácter científico del conocimiento e interpelar la cultura para asumir su rol dentro de la sociedad y su capacidad transformadora.

 

Por su parte, Camila releva que la educación no solamente se encuentra en las instituciones educativas, sino en diversos espacios; por lo tanto, las feministas no tenemos que trabajar encapsuladas. Si bien este año el término “educación no sexista” se tomó la palestra, hay que dar contenido y visibilizar lo que ya se ha trabajado. En este sentido, su reflexión apunta a que la educación perpetúa lo que considera correcto, generando un modelo de sociedad determinado, que en este caso, es uno conservador y con marcados roles de género. Las estructuras que cumplen dicha función son tres: los espacios institucionales de educación, el currículum explícito y el currículum implícito. Sobre este último, Camila menciona que incluso la vestimenta diferenciada entre niños y niñas influye en el disciplinamiento de los cuerpos, ya que por andar con falda, a las niñas se les cercena su capacidad de abstracción, porque se les limita su participación en dinámicas de patio, por ejemplo. Con todo lo anterior, debemos hablar de educación feminista, la que, a su vez, debe apuntar a erradicar las visiones naturalizadas y a la producción de contenido educativo..

 

Las asistentes de la Mesa Feminista no quedaron indiferentes a ambas presentaciones, pues todas han vivido, de una u otra manera, el peso de un sistema educativo que perpetúa los roles de género y la dominación de las mujeres. Las reflexiones fueron en varias líneas: primero, que desde pequeñas, en el jardín y el colegio, a las niñas se les enseña cómo no deben ser, lo que merma su integridad y desarrollo. Por ello, hay que trabajar desde todos los ámbitos de la socialización, que son la familia, la educación y los medios de comunicación masivos. Segundo, y a partir de la discusión sobre la pertinencia del trabajo feminista por erradicar el sexismo de la educación, se mencionó con énfasis que dicho sexismo pertenece a una estructura superior y que la lucha que se le da es política, no meramente cultural. A partir de esto, hay que juntar fuerzas y exigir que el Estado se haga cargo de materializar los cambios que el movimiento feminista levanta. Tercero, sobre el alcance de este movimiento, lo ideal es avanzar hacia otros espacios que aún no han sido permeados, pero hay que estar atentas para no caer en los vicios patriarcales que están presentes en el quehacer político.

Mucho que discutir y avanzar respecto a este y los otros temas que desde junio hemos trabajado. Desde la Fundación FES, agradecemos a todas las mujeres que participaron e hicieron de este espacio uno fructífero y lleno de ganas de transformar la sociedad en que vivimos en una realmente digna y justa para todos y todas. 

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