COP24 en Katowice: No es suficiente

El Desconcierto realiza cobertura de la COP24 en cooperación con la FES Chile - Lée acá el registro

En una cooperación entre la Fundación Friedrich Ebert Chile y El Desconcierto, el periodista Francisco Parra viajó a la conferencia sobre el cambio climático (COP 24) en Polonia en diciembre 2018. Lxs invitamos a leer este registro que detalla la importancia de esta conferencia como parte de la lucha contra el cambio climático, aspectos de la conferencia y su contexto, resultados y el camino hacia la COP25 en Chile. Califica a la conferencia como un fracaso con posibles consecuencias desastrosas.  

 

Por Francisco Parra, El Desconcierto

Se perfilaba como una instancia clave ante la urgencia de tomar medidas para combatir el cambio climático, pero los resultados de la COP en Katowice decepcionaron. Del lobby de la industria fósil a hacer oídos sordos a la evidencia científica. El calentamiento global sigue avanzando y los gobiernos no pudieron ponerse de acuerdo para enfrentarlo

 

La Conferencia Anual de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 24) comenzó con un llamado de urgencia. Antonio Gutérres, secretario general de Naciones Unidas, dejó claro en el discurso inaugural la importancia de la cita: “Estamos en problemas, graves problemas. El cambio climático va más rápido que nosotros y tenemos que adelantarlo, antes de que sea demasiado tarde”.

 

Más de 28 mil personas llegaron hasta Katowice, Polonia para ser parte de evento. La conferencia duró dos semanas y tenía un gran objetivo: Que los países acordaran una hoja de ruta para la aplicación de los Acuerdos de París, firmados durante la COP 21.

 

El resultado, sin embargo, dejó varias decepciones.

 

La ciencia no es escuchada

 

Si hay algo que marcó la previa de la COP 24 fue el informe elaborado Panel Intergubernamental por el Cambio Climático (IPCC), en el que participaron científicos de todo el mundo cumpliendo un mandato emanado de los Acuerdos de París.

 

El documento da cuenta de que la temperatura global de la Tierra ha alcanzado un aumento promedio de 1,1°C desde la era preindustrial, en gran parte debido al uso y abuso de combustibles fósiles como el carbón, el gas y el petróleo. Los sistemas de transporte, la industria ganadera y la concentración de basura orgánica son otros ejemplos de actividades humanas que contribuyen en la emanación de gases de efecto invernadero como el CO2 (dióxido de carbono) y el CH4 (metano), que han llegado a tal nivel que la atmósfera, los suelos y los océanos son cada vez menos capaces de soportar y administrar los bienes comunes del planeta.

 

Los Acuerdos de París –firmados por más de 190 países en 2015- establecen que la meta para 2050 es que la emisión de gases de efecto invernadero sea cero, además de limitar la temperatura global en un 2°C.

 

El informe dice que, si se continúan emitiendo gases a la velocidad que se está haciendo, se llegará al 1,5° entre 2032 y 2050. Los riesgos dependen de la magnitud del calentamiento según la ubicación geográfica, la vulnerabilidad, la implementación de medidas de adaptación y mitigación y el nivel de desarrollo del país. Por eso, naciones latinas y pequeños países de Asia reúnen todas las condiciones para sufrir año a año los embates del clima.

 

Un mundo en 2° implicaría olas extremas de calor en zonas habitadas, aumentando las sequías y los déficits hídricos producto de la falta de lluvias. Las precipitaciones llegarían asociadas a fuertes aluviones -huracanes y ciclones tropicales en los países centrales- e inundaciones y desplazamientos de terreno en el hemisferio sur. También aumentarán los niveles de los océanos, afectando sobretodo a las pequeñas islas y poniendo en riesgo la biodiversidad marítima, así como la  extinción de ciertas especies, y de los arrecifes de coral, que hoy representan parte importante del hábitat del 25% de las especies marítimas.

 

Y lo peor es que no vamos por buen camino. En 2018 las emisiones globales de gases de efecto invernadero aumentaron, por segundo año consecutivo. Y lo que hace el reporte del IPCC es precisamente advertir de que estamos en el límite de cambiar el rumbo para evitar más eventos catastróficos asociados al cambio climático.

 

El informe del IPCC marcó todas las conversaciones en la COP. A fines de la primera semana, la Alliance of Small Island States (AOSIS), una alianza intergubernamental de 44 países, todos pequeñas islas ubicadas en los océanos Atlántico y Pacífico solicitó que la conferencia aceptara el reporte del IPCC, apoyados por casi todos los países del mundo. Estados Unidos alzó la voz para decir que la aprobación del propio IPCC del documento –integrado por los distintos países- no implica la suscripción a sus conclusiones. Rusia, Kuwait y Arabia Saudí se sumaron a esa postura y se anotaron un logro en las negociaciones: que no se acogiera los resultados.

 

Finalmente, solo se hizo una mención a que las partes “hagan uso” de su información.

 

El lobby del carbón

 

La COP24 se realizó en el MCK Spodek, una Arena multipropósito ubicada en el centro de la ciudad y que está emplazada en las antiguas ruinas de minera de carbón.

 

Andrezej Duda, el presidente polaco, mencionó a la ciudad, y a ese lugar en específico, como “un modelo de transformación”. Polonia es uno de los líderes mundiales en uso del carbón como fundamental en su matriz energética. En el pabellón de Katowice –desplegado en la COP-, las autoridades de la ciudad tuvieron la curiosa idea de repletar el lugar de carbón: en el suelo, en las paredes, en formato jabón y como joyas.

 

Tres empresas polacas de carbón fueron patrocinadoras del evento, como JSW, compañía que se define a sí misma como la más grande productora de carbón en la Unión Europea, y también PGNiG, compañía de gas.

 

Las empresas responsables de emisiones de gases efecto invernadero no tuvieron un rol pasivo en la COP. La ONG Corporate Accountability identificó a cada uno de los agentes de lobby –relacionadas a transnacionales de combustibles fósiles- que ingresaron al evento como “observadores” del evento. Entre ellos las más grandes del mundo y varias que operan en Chile: Exxon, Glencore, Anglo American, BHP Billiton y Shell.

 

El lobby arrojó resultados también. Pese a la evidencia científica de que el carbón debe ser dejado de lado, la Agencia Internacional de Energía, el Banco Mundial, la Comisión Europea, los gobiernos británico y polaco, por ejemplo, llamaron a invertir en esta tecnología para producir cosas como combustible y plásticos, lo que no trae ningún efecto positivo para el clima.

 

La organización Climate Tracker identificó que al menos 10 países acreditaron como parte de sus delegaciones –que a diferencia de los ‘observadores’ y la prensa, podían ser parte de las negociaciones- a representantes de compañías de combustibles fósiles. Entre ellos Kuwait, con 13 de sus 29 delegados con alguna relación directa con compañías de petróleo.

 

El libro de Katowice

 

La COP 24 debía terminar oficialmente la tarde noche del viernes 14 de diciembre. Pero las complejidades en las negociaciones obligaron que se pospusiera hasta el domingo.

 

La gran tarea de esta COP era elaborar la hoja de ruta para la aplicación de los Acuerdos de París, específicamente sobre cómo los gobiernos van a medir, reportar y verificar las emisiones de gases de efecto invernadero. Por eso, muchos veían una gran oportunidad para aumentar la ambición, sobre todo con el insumo del IPCC.

 

Pero no. El gran fracaso de Katowice fue que no se acordó un mecanismo para reducir las emisiones más allá de los 2º, que fue la promesa de París, pero que con la información de hoy sería catastrófico.

 

El “Katowice Climate Package” fue el resultado de las negociaciones, 133 páginas de acuerdos que no incluye reglas más estrictas para el uso de energías contaminantes ni define nuevas metas para los países y sus respectivos NDC, las promesas de hace 4 años.

 

El IPCC dice que para limitar el calentamiento global en los 1,5º se deben reducir a la mitad las emisiones de carbón para el año 2030. Es decir, solo 11 años para realizar una transformación masiva de la energía global, en los sistemas de transporte y en la restauración de ecosistemas naturales.

 

Con el resultado de la cumbre, los NDC recién podrán revisarse el 2024, año a partir del cual los países deberán informar sobre el avance de sus políticas climáticas.

 

Temas como una perspectiva de derechos humanos, pobreza, derechos de los pueblos indígenas, equidad de género, seguridad alimentaria y una transición justa para las y los trabajadores fueron temas que quedaron fuera de las grandes definiciones. La discusión sobre las metas de financiamiento, en tanto, fueron pospuestas para la COP 26, a desarrollarse en un país europeo.

 

COP25: Todos los ojos sobre Chile

 

El primer día de la COP24 en Katowice se confirmó lo que ya muchos sospechaban: que Brasil bajaba su candidatura para albergar la cita en América Latina este 2019. El nombre de Chile apareció de inmediato como candidato y se confirmó a fines de la segunda semana, después de haber asegurado el apoyo financiero de algunos países europeos para la organización de la cita.

 

En la COP 25 se afinarán detalles que quedaron pendientes en el “Katowice Climate Package”, pero significará que, tal como pasó con Polonia en 2018, los ojos del mundo se vuelvan sobre el país.

 

Chile mantuvo una postura alineada con otros países del continente en la COP24. Si bien goza de una buena reputación internacional y aporta apenas un 0,26% de los gases de efecto invernadero a nivel global –una cifra repetida varias veces en la COP por la ministra Carolina Schmidt- la matriz energética chilena sigue siendo dependiente del carbón en un 40%.

 

El actual gobierno está trabajando con una “Mesa de Descarbonización”, pero como dijo el director de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, el único plazo contemplado para el fin de las termoeléctricas en carbón –concentradas en las llamadas “zonas de sacrificio” como Mejillones o Quintero- es el de los Acuerdos de París. Es decir, 2050.

 

La organización Climate Action Tracker mantiene un monitoreo permanente de las políticas climáticas de los países y sus compromisos en la reducción de gases. En su análisis, califica la posición chilena como “altamente insuficiente”, teniendo en consideración variables como la pertenencia a la OCDE, el crecimiento económico del país y las enormes oportunidades que tiene de usar energías no contaminantes.

 

El análisis tomó en consideración tanto el NDC como las políticas públicas que están en marcha, como el Plan de Acción Nacional de Cambio Climático 2017-2022 y el Plan Nacional de Política Energética 2050. Con todo eso, dicen que los compromisos de Chile para la reducción de gases de efectos invernaderos es insuficiente e incluso que si todos los países “hicieran lo que hace Chile, el calentamiento global podría llegar a 3°C o incluso 4°C. Esto significa que el compromiso climático de Chile no está en la línea con las metas de 2°C de los Acuerdos de París o de los 1,5°C”, dice el reporte.

 

Uno de los puntos críticos es que el NDC de Chile es condicional a la obtención de financiamiento para la lucha contra el cambio climático. “Lo que vemos importante de Chile es que puede ser un game changer, porque los precios de las energías renovables hoy son muy competitivos. Es súper importante que Chile logre descarbonizar su sistema energético, eliminar el carbón, porque es un país muy dependiente de esto y con un potencial muy grande en energías renovables”, aseguró Paola Parra, investigadora de Climate Action Tracker.

 

Hoy existen 28 empresas termoeléctricas en el país, de gas natural, petróleo y carbón. Las empresas están concentradas en apenas 5 comunas, conocidas como “zonas de sacrificio”, donde sus habitantes ya sufren las consecuencias de la contaminación ambiental: Tocopilla, Mejillones, Huasco, Puchuncaví y Coronel.

 

A esto se suma que Chile es uno de los países más vulnerables a los efectos del cambio climático debido a su amplia costa y el efecto del fenómeno de El Niño. Un estudio de la ONG alemana Germanwatch situó al país en el lugar número 16 de los países que más sufrieron del cambio climático el 2017, debido a los fuertes aluviones y masivos incendios forestales producto de olas de calor extremas.

 

 

Mira acá la cobertura que hizo El Desconcierto en conjunto con FES en la COP 24 en Katowice:

 

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